viernes, 28 de mayo de 2010

Los amores del Pipita

Gonzalo Higuaín está enamorado. No, no se trata de un tema amoroso con alguna persona (al menos, no por ahora). Él, ante de los ojos de la gente, es un chico humilde, sencillo y medio reservado. No es un jugador devoto del dinero, sino que juega con algo más profundo y que viene de su interior. Él ama al fútbol y a los equipos que, para él, son distintos a los demás. A lo que me refiero en este caso es a un sentimiento fortísimo que lo une a algo, trataban de desligarlo pero él se resistía como podía. Eso que él quiere tanto y por el que ha luchado día a día para quedarse: el Real Madrid. Quien diga que Gonzalo Higuaín no es un madridista de corazón, lo está viendo muy subjetivamente o, probablemente, no ha podido ver más allá del jugador y ver a la persona que deja absolutamente todo en la cancha.

El Pipita se ha ganado un status importante en el fútbol de élite, estaba siendo pretendido por grandes clubes internacionales. Sin embargo, su intención siempre fue quedarse. Él optó por la opción que más le alegraba el alma, así como eligió a la selección de Argentina, igual prefirió al Madrid. Su padre, Jorge, ya llegó a un acuerdo con el club hasta el 2016 con una mejora de sueldo importante (ahora percibirá 3,5 millones de euros anuales). Como ganador que es, Higuaín quiere dejar huella en la capital española, quiere ser parte de la historia de uno de los clubes más importantes del mundo. Pese a todos los rumores de su salida, jamás pensó seriamente en cambiar de camiseta. Su obsesión es conseguir la Champions con su actual equipo y, hasta que no la obtenga, no creo que siquiera se le pase por la mente irse.

Gonzalo es un futbolista que se debe a sus equipos, que los quiere y se siente realmente parte de ellos. Sus tres amores lo han marcado: River Plate por sus inicios y el trampolín internacional, el Real Madrid por ser su club de maduración y donde ha conseguido mostrar su mejor nivel y, finalmente, Argentina, es el país donde nacieron sus padres y su familia. El Pipita no es argentino de nacimiento, pero sí de corazón, además de ser un real madridista.

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