Boca sufre otro mal comienzo de campeonato. Antes derrotado por Racing de local, ahora es humillado ante el recién ascendido All Boys que, en en el papel, era inferior. Las dudas vuelven a atormentar a uno de los clubes más grandes de la Argentina. ¿Qué hacer? Ni buscando como solución a Juan Román Riquelme y su esperada renovación. Algo más preocupa a la afición y al resto del ámbito fubolístico: la falta de actitud. Mirar a este Boca es tomar una limonada sin limón o ir a una playa sin sol.
A Borghi se le empieza agotar el tiempo y no es porque él sea un mal técnico, sino porque los de arriba lo deciden y, en el fútbol, los resultados son los que mandan. Sin embargo, no hay que echarle la culpa de todo lo que está sucediendo, aunque él mismo se ponga como límite el siguiente partido del torneo. Es determinante conseguir una victoria ante el conjunto de Ricardo Gareca, el líder Vélez Sarsfield. Este Boca sin alma no recuperará su identidad de la noche a la mañana, se curará con el apoyo de los hinchas y dirigentes, además de tenerle paciencia a este nuevo proceso que luego dará sus frutos.
Mientras el compadre se hunde, River es todo lo contrario. La banda está saliendo del hoyo profundo en el que se hallaba. En casa, vencieron a Independiente por 3 a 2 en un irregular encuentro donde ninguno de los dos jugó brillantemente, pero que tuvieron sus buenos momentos con chispazos de buenas ideas y en los que marcaron goles. River anotó rápidamente, Funes Mori madura con cada partido y ya no es el mismo chiquillo que falló dos veces frente al arco en el clásico del año anterior. Anotó dos goles en esta jornada y está haciendo recordar a goleadores como Cavenaghi e Higuaín, unos "9" que no temían a nada pese a su juventud.
Ángel Cappa le cambió el chip al plantel millonario, con muchas ganas y siempre tratando de tocar bien el balón. En muchas ocasiones, no logran desplegar un juego atractivo o deslumbrante, sin embargo, su garra y coraje logran que los hinchas se identifiquen con los once guerreros que saltan a la cancha. River necesita mantenerse unido ante la amenaza inminente: descenso y promoción. Algo que ni Boca querría para ellos...
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